Situado en el borde de Conjunto Histórico Artístico de la ciudad de Almagro, el proyecto nace de la decisión inicial de ceder al interior de los Juzgados la superficie sobrante de la edificabilidad.

Frente a la complicada geometría de la parcela y a lo ajustado de su superficie, se resuelve situar en el interior del mismo un patio abierto como articulador de las dos plantas que lo conforman, tomando como referencias los patios tradicionales y mejorando así las condiciones ambientales de las estancias.

Volumétricamente se define por la altura máxima permitida y los límites perimetrales con la única excepción del retranqueo en la parte posterior para permitir la apertura de huecos en todo su contorno.

El patio, las rejas, los soportales, los pozos y la piedra caliza son una reinterpretación de la arquitectura tradicional de la zona y su adecuación a la situación actual.

El patio central, destina la atención del visitante a una escultura de Eduardo Barco que reproduce la importancia de pozos en la arquitectura tradicional manchega.